Historia de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas
En 1946, en un momento de esplendor de la industria fílmica mexicana, después de que en 1945 se produjeron por primera vez 82 películas y existiendo una amplia infraestructura artística, técnica, industria y un buen mercado interno latinoamericano, surge la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
La Academia a lo largo de su historia ha reconocido públicamente al cine mexicano, mediante un premio ideado especialmente: el Ariel. Nace bajo la influencia del libro homónimo del escritor uruguayo José Enrique Rodó, en 1900, en el que simboliza al personaje Ariel con ideales, unidad y defensa de la vasta y profunda cultura de América Latina. El Ariel de Rodó también es un canto al espíritu libre, al heroísmo en la acción y al afán de excelencia en el arte.
La estatuilla representa, de acuerdo a su creador, el escultor mexicano Ignacio Asúnsolo, a un hombre en actitud de emprender el vuelo y es, al mismo tiempo, un símbolo del espíritu idealista de nuestra raza y del anhelo de la ascensión del cine mexicano.
El premio Ariel, en el que se conjugan la creación de Ignacio Asúnsolo y José Enrique Rodó, es una apuesta por el cine como expresión del espíritu, como séptimo arte, por encima de las limitaciones materiales o las presiones del mercado. La figura está fundida en plata y montada en una base piramidal de mármol negro.
El Ariel, máxima distinción otorgada a los mejores trabajos cinematográficos mexicanos en el orden artístico, técnico y científico, se entregó ininterrumpidamente desde la primera ceremonia que llevó a cabo la Academia, el 15 de mayo de 1947, hasta 1958, cuando la situación crítica que vivía el cine mexicano llevó a la suspensión de la entrega del Ariel. La Ceremonia del Ariel se reanudó en 1972 y continúa realizándose hasta la fecha.
La Academia ha modificado sus estatutos en distintas ocasiones. En 1988, después de estar conformada por personas morales, quedó integrada por creadores cinematográficos seleccionados por su obra y trayectoria cinematográfica.
En su nueva conformación, la Academia se planteó como propósito fundamental recuperar y revalorizar el objeto para el que fue creada: “Promover la difusión, la investigación, la preservación, el desarrollo y la defensa de las artes y las ciencias cinematográficas”.
A partir de esta reestructuración, la Academia ha mantenido una revisión integral de sus estatutos para estar acorde con las necesidades actuales de la cinematografía mexicana y del mundo, dando como resultado la actualización de las categorías que se consideran para ser reconocidas con el Ariel; la conformación de un Comité de Elección de Ganadores del Ariel y de un Comité de Elección de las películas que representan a la cinematografía mexicana en los Premios de las Academias de España y de Estados Unidos.